martes, 7 de junio de 2011

Historia de Terror "La muñeca asesina" 2CB Lucas Abad

Versión escrita por el autor

Ana apretaba la mano de Geraldo mientras sentía que la vida se le iba lentamente. Sus inmensos ojos verdes estaban llenos de lagrimas, su mayor preocupación era su hija Sasha, que quedaría desamparada cuando ella ya no estuviera en el mundo.
-Prométeme que la cuidaras como si fuera tu propia hija- le dijo entre sollozos- Perdóname Geraldo, se que debí haberte correspondido pero nunca pude verte como mas que un hermano.
Geraldo seco sus lagrimas y le dijo.
-Te juro que cuidare a tu hija como mía propia, te lo juro por mi vida.
En ese instante entro el doctor a ponerle la inyección que le ayudaría a soportar el dolor tan horrendo que sentía. Después de inyectarla, Ana se quedo dormida y Geraldo salió de su habitación.
La pequeña Sasha jugaba con su perrito Max ajena a lo que estaba pasando a su alrededor. Geraldo se sentó en silencio con las manos cubriéndole el rostro para poder llorar. Ana, la mujer que mas amaba, se le iba y nunca más la volvería a ver.
-Ayúdame Dios mío- suplico- Haz un milagro, su hija la necesita...
Pero el milagro no podía suceder, en ese instante, el médico lo llamo para decirle que Ana acababa de morir.
Después de la muerte de Ana fue algo difícil para Geraldo obtener la custodia de la niña, pero Emilio, el padre de la niña, un ser ambicioso sin escrúpulos se la entrego por una fuerte suma de dinero. Pronto Geraldo tuvo a Sasha en su custodia y tal como le prometió a su amada la cuidó como un verdadero padre.
Sasha iba creciendo convirtiéndose en una niña muy linda igual que su mama.
Cuando la niña tenía 8 años de edad, Geraldo decidió que era hora de casarse, quería que la niña tuviera una figura materna, una persona que la quisiera como a su propia hija. Fue así que decidió casarse con Mariela, su secretaria, pensando que ella seria la madre perfecta para su adorada hijita.
Mariela era una mujer ambiciosa y cruel, odiaba a la niña porque sabía del amor que Geraldo sentía por Ana, y veía en la niña un extraordinario parecido con su madre, por eso la odiaba sin compasión. Delante de Geraldo la trataba con dulzura maternal, pero cuando el se iba a su negocio, Mariela aprovechaba para tratar a la niña como una sirvienta, obligándola a hacer toda clase de trabajo pesado, humillándola, golpeándola y muchas veces hasta la dejaba con comer. La niña le tenía terror y por miedo callaba los malos tratos de su vil madrastra.
Una tarde, Gerardo se le presento un negocio muy importante en el Medio Oriente, donde unos árabes querían comenzar a ayudarlo a expandir su negocio por muchos países. Geraldo tenía que viajar y estaría allí por espacio de 5 días.
Con profundo pesar Geraldo se lo dijo a su esposa. Mariela vio que esa era la oportunidad indicada para deshacerse de una vez por todas de la niña y lo insto a que viajara solo. Geraldo se despidió de Sasha y le prometió que a su regreso le traería un lindo regalo.
La niña se quedo llorando al verlo partir, como si presintiera que aquella era la última vez que lo vería. En efecto, una vez que Geraldo se marcho, su malvada madrastra comenzó su malévolo plan. Obligo a la niña a salir desnuda a la nieve y allí la dejo morir de frio. En pocas horas la niña murió, Mariela coloco su cuerpo en un saco y lo enterró en el patio de la casa. Estaba feliz, cuando su esposo llegara le diría que la niña había sido secuestrada e inventaría una serie de cosas para que este creyera que así había sido. Acostumbrada a mentir sin problemas Mariela sabia que nunca se podía descubrir su horrendo crimen.
Lejos de allí en el Medio Oriente Geraldo cerraba un gran negocio y ya estaba listo para volver a casa.
La noche antes de partir se recordó que le había prometido a su hija un regalo de allí. Con prisa se vistió y salió a caminar en busca del regalo perfecto.
Camino por un lugar donde estaban los mercaderes vendiendo diferentes cosas, había de todo, joyas, ropa, juguetes, telas, etc.Geraldo caminaba en silencio entre la multitud sin saber a ciencia cierta qué era lo que quería comprar. De repente, sus ojos se posaron en aquella tienda del mercader y su corazón comenzó a latir de prisa. No podía ser cierto lo que estaba viendo, allí en aquella tienda había un maniquí, un maniquí idéntico a su difunta amada Ana. La muñeca alta y delgada, de grandes y vidriosos ojos verdes, parecía mirarlo también y Geraldo sintió que Ana lo estaba mirando exhortándolo a que la comprara.
Como movido por un imán se acerco a la tienda y le pregunto al mercader.
-Cuanto cuesta esta muñeca?
el mercader lo miro sin entenderlo.
-Señor- le dijo- esa muñeca maniquí no está en venta, es solo para anunciar mi mercancía.
Pero Geraldo saco un montón de dinero de su bolsillo y lo puso en sus manos.
-Véndamela, pago lo que sea....
De camino a su país Geraldo iba feliz, junto a él en el vuelo llevaba la muñeca y la contemplaba con ternura y sorpresa a la vez. Parecía tener a Ana delante de el nuevamente y su felicidad no tenia limites.
Cuando llego a su casa feliz por mostrarle a su hija la muñeca, encontró a Mariela llorando angustiada.
-La niña fue secuestrada- le dijo entre sollozos- un grupo de hombres armados se la llevaron, reporte a la policía pero...
Geraldo se volvió como loco, no podía ser posible, salió como un loco tomo su auto y se marcho a la estación de la policía donde Mariela claro esta había echo la denuncia del secuestro.
Mariela sonrió y cuando iba a subir a su habitación se quedo petrificada. Ante ella envuelta en una tela de seda estaba aquella muñeca. Cuando Mariela la miro la sangre pareció congelarse en sus venas. El recuerdo de Ana vino a su mente.
-Dios mío- dijo asustada- esta muñeca tiene el mismo rostro de esa mujer...
Llena de miedo subió las escaleras rumbo a su habitación...
Las horas pasaban y su esposo no volvía. La noche estaba llegando, Mariela no sabía qué hacer, no sabía porque sentía tanto miedo...de repente, sintió pasos en la escalera, unos pasos firmes, de pie delicado, de tacones, no, no era Geraldo, era alguien más, era una persona con tacones, de caminar erguido y firme, quien podía ser?. Mariela se levanto de la cama, cerró la puerta con cerrojo y grito.
-¿Quien es? quien esta ahí? váyase o llamo a la policía...
No hubo respuesta, los pasos se acercaban más y más. Mariela puso un mueble para cubrir la puerta. Comenzó a escuchar el llanto de la niña, la voz de Sasha pidiéndole que le abriera la puerta..
-Tengo frio Mariela, tengo frio decía la voz, si era la misma voz que había escuchado aquella noche en que dejo que la niña muriera congelada en el patio de la casa...
Mariela se tapo los oídos para no escuchar mas, la voz de la niña se confundía con la voz de Ana que le gritaba ¡Asesina! Mariela comenzó a gritar desesperada aferrada a la puerta...
Cuando Geraldo volvió en la madrugada, encontró a su esposa muerta en el piso de la habitación, había sido degollada con una navaja y junto a ella, tirada en el piso, con los ojos vidriosos mirándolo fijamente y en los labios lo que parecía ser una sonrisa triunfal estaba la muñeca...

Escrito por Janet Artiles

http://www.losmejorescuentos.com/cuentos/terror933.php

Version resumida en 500 palabras o menos

Ana apretaba la mano de Geraldo mientras sentía que moría lentamente. Su mayor preocupación era su hija Sasha, que quedaría desamparada cuando ella falleciera.
Geraldo le juró que cuidaría a Sasha como su propia hija.
Ana se quedo dormida y Geraldo salió de su habitación.
Él se sentó y se puso a llorar. En ese instante vino el médico y le dijo que Ana acababa de morir

Después de la muerte de Ana. Después de la muerte de Ana.A Geraldo le costó tener a Sasha en su custodia y luego la cuidó como un verdadero padre.
Cuando la niña tenía 8 años, Geraldo se casó con Mariela, su secretaria, pensando que ella sería la madre perfecta para su hija.
Mariela era una mujer ambiciosa y cruel, odiaba a la niña porque veía en ella un extraordinario parecido con su madre. Delante de Geraldo la trataba con dulzura maternal, pero cuando él se iba al trabajo, Mariela aprovechaba para maltratarla. La niña le tenía terror y por miedo callaba los malos tratos de su vil madrastra.
Una tarde, Geraldo se le presento un negocio muy importante en el Medio Oriente. Geraldo tenía que viajar y estaría allí por espacio de 5 días.
Mariela vio que esa era la oportunidad para deshacerse la niña y lo instó a que viajara solo. Geraldo se despidió de Sasha y le prometió que a su regreso le traería un regalo.
La niña se quedo llorando al verlo partir. Una vez que Geraldo se marcho, su madrastra obligó a Sasha a salir desnuda a la nieve y allí murió de frio.
Lejos de allí Geraldo ya estaba listo para volver a casa.
Antes de partir salió a caminar en busca del regalo perfecto para su hija. Pasó por una tienda donde había una muñeca idéntica a su difunta amada Ana. Sintió que Ana lo estaba mirando exhortándolo a que la comprara.
Entonces la compró. De camino a su país Geraldo iba feliz.

Cuando llego a su casa, Mariela le dijo que Sasha fue secuestrada

Geraldo se volvió como loco y se fue la comisaría donde Mariela había hecho la denuncia .
Ella sonrió y cuando iba a subir a su habitación se quedo petrificada. Ante ella estaba aquella muñeca. Cuando Mariela la miro el recuerdo de Ana vino a su mente.
Llena de miedo subió hacia su habitación.
La noche estaba llegando y su esposo no volvía, Mariela no sabía porque sentía tanto miedo...de repente, sintió pasos en la escalera. No era Geraldo. Mariela, cerró la puerta con cerrojo y preguntó quién era.
No hubo respuesta, los pasos seguían acercándose. Mariela puso un mueble para cubrir la puerta. Comenzó a escuchar el llanto de la niña pidiéndole que le abriera la puerta.

La voz de la niña se confundía con la voz de Ana que le gritaba ¡Asesina! Mariela comenzó a gritar desesperada.
Cuando Geraldo volvió en la madrugada, encontró a su esposa muerta, al lado de ella estaba la muñeca que había asesinado a Mariela

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